Pedir ayuda en la calle
Una tarde de esta semana estaba columpiando a Emma en un parque infantil de Bilbao cuando, de repente, el padre que tenía al lado, que a su vez estaba columpiando a su hijo, me preguntó: «¿Le columpias tú dos minutos? Tengo que ir a comprar el pan». Tratando de disimular mi expresión de sorpresa le dije que sí, que no había problema, y el hombre se fue calle arriba a la panadería. Supongo que me conocía de vista, incluso puede ser que Emma y su hijo hubieran sido compañeros de guardería en Bilbao. No estoy segura. La cuestión es que el padre se fue y allí me quedé empujando dos columpios y haciéndole chorradas al niño por temor a que se pusiera a llorar como un loco (cosa que hubiera hecho Emma sin dudar). ¿Os parece gore la actitud del hombre? A mí, sí y no. Sí, porque podía ir a comprar pan con su hijo de dos años, a pesar de la rabieta que le iba a montar al bajarle del columpio. Sí, porque a pesar de las prisas y del estrés de cada jornada, el hombre no puede obviar que yo soy una desconocida para él. Pero no, su actitud no me parece mal porque yo también hice lo mismo (¡en dos ocasiones!) cuando Emma era una recién nacida. En mi defensa diré que meaba o me meaba. ¡Maldita incontinencia de posparto! Y es que recién parida y dándole sus paseos diarios a la fiera en más de una ocasión me pillaron las ganas de orinar en la calle y con un bar cerca en el que era imposible meter el carro de la fiera. Así que… ¿qué me decís? ¿Dejarías a vuestro hijo con una madre o padre desconocida durante dos minutos? Yo lo hice y me fue bien…
En la imagen, Emma cuando era más pequeña observando el tobogán más grande que había visto en su vida.

Hola Gessami,
Yo, en esto, no tengo dudas y siento ser tan tajante… No, y no, no se puede dejar a tu nene/a con desconocidos, nunca. Les debemos su proteccion, su seguridad, son tan vulnerables y no pueden quejarse, asi que esta nuestras manos su total bienestar y ese minuto con un desconocido puede ser crucial.
Nunca. Es una locura. Lo siento, cari.
Gessamí, yo creo que no es comparable lo que tú hiciste con lo que hizo ese padre. A mí también me pasó un par de veces, llegas a un bar, quieres ir al baño porque no puedes más, el carrito no te cabe porque los baños son enanos, y le pides amablemente al camarero que lo vigile un rato (me imagino que eso fue lo que te pasó….). Eso es una cosa, tú estás al lado, no pasa nada….
Pero ir a comprar el pan no es una necesidad! A mí, sinceramente, me parece un poco de morro por su parte más que otra cosa…
Besos!
Ana
jajajja, Gessamí, cada día te superas, no te conozco pero te aseguro que da igual, te entiendo perfectamente, me río igual y paso pánico igual leyéndote, jajaj yo lo hice una vez y todavía me acuerdo, no es que lo cuente por ahí pero lo tengo presente, como si fuera hoy!, qué curioso, has despertado aquella sensación. A mi me ocurrió algo así en una oficina de correos, tenía prisa y estuvimos esperando Telmo y yo casi una hora, cuando me acerco al mostrador, y me dicen que tengo que bajar a la otra planta, que me cuelan, pero que tengo que bajar inmediatamemte, yo innexperta, con el carro, el bolso, la cartera, los papeles, el niño, el agua, el chupete y un abuela octogenaria que se presta como niñera, su hija, de la cual casi colgaba la señora me mira como diciendo, si te atreves estamos deseando mimar a este bebé, y sin pensarlo dos veces (creo que si lo pienso no lo hago), me lanzo escaleras abajo a recoger el dichoso cerificado- urgente -seguridad social y todo lo más tenebroso que podáis imaginaros, me atendieron en media milésima de segundo pero tuve tiempo para sufrir una eternidad, subí que casi me como el último escalón, mi corazón como Indurain esprintando…eso sí me acordé de todos los muerrtos de toda la oficina de correos, ya sabes la culpa no era mia por haber dejado al santo de Telmo allí en manos de alguien » que «isnpiraba confianza» el mundo entero era el culpable, les puse verdes una buena temporada por no tener accesos habilitados, por no informar, todo menos culparme a mi misma con lo que adoro a mis bebés!!!, creo que no lo volvería a hacer, de hecho no se ha repetido;). besos!
Es muy duro, pero hay que confiar un poco en las otras personas… El padre del parque parece tener morro porque podría ir con El Niño, pero seguramente ya te tenía vista, lo único es que dejarte a su niño cuando tú ya estás con la tuya… Y si te quieres mover o Emma se cansa, cae, llora… Yo, un día muy estresante dejé a laBebédePucca con el técnico que arreglaba el interfono de mi edificio mientras subía corriendo a buscar a la perra (ellos tenían invadido el paso de escaleras hacia el ascensor). Un saludo y gracias pr hacernos sonreír y reflexionar.
¡Buenos días, chicas!
Estoy con vosotras: ese padre le echó mucho morro. Y he aquí una cosita que no escribí: cuando regresó al parque con la barra de pan en la mano, le pillé observándome atentamente, parado, de pie y con las gafas de sol. ¿¿¿¿Perdonemuá???? ¿Me dejas sola con tu niño y encima me pones nota? No sé si a mis habilidades maternas o a mis piernas, ¡pero vaya tío! Y no os penséis que me dio las gracias al volver. ¡No, no, no! Me las dio de pasada, cuando se marchaban del parque y pasó junto a nosotras en el tobogán. No sé si estoy perdiendo facultades, pero para mi que ¿quería ligar? ¿Estoy paranóica?
Sílvia, ¡me encanta que seas tan tajante! Pero si me pongo escatológica, debo decir que mi orina incontinente tras el puerperio y sin compresa también era muuuuuy tajante. De paseo por la calle, casi siempre fui al baño con Emma con la mochila portabebés y haciendo equilibrios. Pero no siempre se puede! Oh!
Un besazo a todas y mil gracias por compartir vuestra opinión!!!
Concha, qué risas leyendo tu comentario!!!! Buenísimo!!!!
Si, yo también creo que debía querer ligar, pero un «padre» así no acaba de interesar…
¡Ya te digo! Me quedo con el de Emma! Es muchísimo mejor!!! 😉
Yo no las dejo con un desconocido…sinceramente, con lo que se mueve por ahí…no se, igual en una situación muy limite…pero no…no creo
cosicas de nuestra vida