Una relación que madura con el tiempo
Cuando Emma sale por la puerta de casa en brazos de su padre, no mira atrás. Yo sí la miro. Y siempre me sorprende darme cuenta de que ya pasa de mi. El vínculo afectivo que establece el bebé con su padre da un salto enorme en la segunda mitad del primer año de vida. Los primeros meses son de la madre. Luego, el bebé empieza a demostrar interés por ese hombre al cual le crece barba. Al de pocos meses, cuando el barbudo se asoma por la puerta después de su ausencia diaria en el hogar, el bebé salta de los brazos de la madre, o deja su juguete preferido, para ir a gatas corriendo hacia el santo padre, mientras ríe con ansiedad y desesperación antes de ser aupado, besado y, probablemente, volteado por el aire . ¿Qué le ocurre al padre durante toda esta evolución? Dice mi amor que él se siente padre desde el inicio del embarazo, que siempre ha sentido un vínculo con Emma muy fuerte y que bla, bla, bla. Ajá. Pero yo os aseguro que cuando mi señor ve y oye a Emma volverse loca porque él ha llegado a casa, mis ojos equipados con rayos X ven cómo su corazón se derrite.
En la imagen, Emma y su padre abriendo un regalo de Navidad. Por cierto, esto es sólo el principio. Al parecer, alrededor de los dos años, el interés de los niños por sus padres llega a cotas altísimas. «Algo froidiano», dice mi amiga Ana.

¡Mi corazón se derrite cuando llego a casa e Ian viene gateando tan rapido como puede para abrazarme!!! ¡Uno de los mayores placeres del día!
¿Será verdad eso de que las niñas son de los padres y los niños de las madres? ¿Vosotras que opinais?
Absolutamente convencida, por eso yo quería un niño y mi chico, una niña… jeje!
A Martí le cambia la cara cuando su padre entra por la puerta! La bañera, el masaje y el pijama son su momento juntos y oigo carcajadas constantemente. Yo también creo que las niñas son de los padres y los niños de las madres, pero llegar fresco (aunque sea del trabajo) o haber estado todo el dia con él en casa tambien influye algo…yo tendré que salir de más de casa para tener este recibimiento al volver a entrar!!!
Estoy contigo, Maite. Mi teoría es que el niño se acostumbra al cuidador y se emociona al ver a la otra persona. En mi caso se cumple al 100%. El tiempo que estuve de excedencia, Álvaro se emocionaba cuando su padre entraba por la puerta de casa. Ahora que las tornas han cambiado y soy yo la que vuelve de trabajar, veo en Álvaro la misma reacción que antes veía con su padre. Otra cosa que he observado de la nueva situación es que ahora nos vemos en la posición del otro: Víctor (mi marido) sabe lo que es estar al mando del cuidado del niño y yo noto que es él quien me dirige sobre las rutinas de Álvaro. Creo que esto ha sido positivo en todos los sentidos.
Completamente de acuerdo con vosotras. Ana, qué suerte poder intercambiar los roles con tu pareja. Me parece una experiencia muy enriquecedora, y no sólo para el primer año de Álvaro. ¡Un besazo a todas!
A mi me encanta cuando estamos los tres juntos y Markel nos mira a uno y a otro y sonríe, como diciendo, ‘así me gusta, las dos personas que más me quieren a mi entera disposición’, jajaja
Ana, me parece muy positivo lo del cambio de roles, a mí a veces me da la sensación que mi marido no se involucra en ciertos aspectos y me pregunta a mí qué hacer o como hacer algo y él tiene la sensación de que yo llevo el mando y que no le dejo a él llevar la iniciativa… ;p
Estoy completamente de acuerdo con Eva. Nunca veo disfrutar más a Erik que cuando está en compañía de los dos, de ama y aita. Creo que se siente importante, y querido, y plenamente feliz. Ojalá pudiéramos ofrecerle esos momentos constantemente 🙂
En cuanto al reparto de tareas y cuidado de Erik, nosotros las tenemos muy bien repartidas, y además de una forma bastante equilibrada. Rubén se encarga de las mañanas y llevar y recoger de la guarde al enano y a partir de las cinco cojo yo el relevo.
Por las noches , o más bien primera hora de la mañana,cada día se encarga uno . Miento, yo me levanto una de cada tres:)
Y los fines de semana repartimos el trabajo como surge para que nos dé tiempo a disfrutar del enano juntos.
Creo que por eso, hace ya algún tiempo que veo que la emoción que muestra Erik ante la presencia de uno u otro es la misma. Depende, como señala Ana, de a quién eche más de menos en ese momento.
Aritz sale disparado en cuanto oye la puerta y le digo que ha venido Aita…. Empieza a reírse como loco y repite a voz en grito «Aita, Aita, aitaaaaaaaaaaaa» el ultimo es así, muy largo, aitaaaaaaaaaaaaaaa!!!!! Y mi marido os podéis imaginar….. Sólo comparte con él dos momentos: por la mañana le despierta y se encarga de él hasta que entra a las 10 a la Haurreskola. Y no vuelve a verlo hasta la noche, cuando llega sobre las 19:30 para bañarlo…. Asi que a esas horas están deseando reencontrarse…un día Ibon (mi marido) me hizo una reflexión que me hizo mucha gracia: «pensará que siempre me estoy marchando » …. «aparezco y desaparezco todo el tiempo»…. No hay nada que no cure un buen reencuentro!