El sueño de los bebés
En el tórrido Castellón, salir a pasear en agosto es sinónimo de asfixia. Mi madre, que puede ponerse muy pesada cuando quiere, me repite que en el Mediterráneo la gente no sale a pasear a la hora de la siesta, «de tres a cinco de la tarde», concreta. ¡Pues menudas siestas más largas! Sin embargo, es entre las doce del mediodía y las tres de la tarde cuando el sol pega más fuerte. Si Emma se levanta entre las 7.30 y las 9.00 horas, una hora después echa una cabezadita, alrededor de las 11.30 horas pide paseo mañanero para quedarse frita en la sillita de paseo y a las 19.00 quiere estar en casa para que le respetemos su rutina de sueño, ¿cuándo se sale en esta ciudad? ¿Entre las 17.00 y las 18.45 horas, momento de emprender el camino de regreso a casa? Pues vaya. No sólo estoy enfadada con mi madre y su insitencia para que convierta a Emma en un «bebé mediterráneo» (le gustaría que me la llevara por la noche a cenar por las terrazas mientras ella duerme plácidamente en su carro… ¡ja!), sino que estoy harta de tanto calor. Por cierto, son casi las diez de la noche y escribo en ropa interior. Sólo ropa interior. Y por si alguien piensa que menuda estampa más sexy, debo añadir que también llevo una pinza de pelo que compré en la adolescencia con la que ahora me recojo el zarapastroso cabello sudado, para que no se me pegue a la espalda, claro. Con tanto sol, la niña anda aplatanada cuando la saco de casa. Hay veces que me la llevo al supermercado para pasearla y que se quede dormida, porque en Mercadona tienen aire acondicionado hasta en el ascensor. Os cuento todo esto para poneros en situación antes de revelaros mi gran suplicio: Emma mama cada dos horas de noche. Y es todo un récord, porque cuando llegamos aquí, entre la medianoche y las cuatro o las cinco de la madrugada, tomaba el pecho ¡cada hora! A pesar de ello, cada mañana se levanta con la garganta reseca y el pañal mojado pero sin exagerar, porque suda mucho: su cabeza huele fatal. Suda y suda cada noche. La acuesto bañada, limpia y reluciente y se levanta con un olor fuerte y el cabello emmarañado (Emma-rañado, jeje). Un día incluso se le hizo una casi rasta. Hasta me asusté. Porque es el calor, ¿verdad? A vuestros bebés también les afecta, ¿no? Ahora tenemos 27 grados centígrados que no bajarán hasta las cinco o seis de la madrugada, para subir vertiginosamente a partir de las 7.30 horas. Por último, aprovecho para contaros una novedad muchísimo más agradable: Emma se ha tomado su primer baño de agua salada. Y es que algo bueno tenía que tener el Mediterráneo, de cálidas playas. En la tarde de ayer, fuimos a una pequeña cala situada entre Benicàssim y Oropesa que sólo conocen los autóctonos. Está alejada de puertos marítimos y de cualquier pueblo y sus cuestionables redes de saneamiento de aguas fecales. Como a la fiera le encantó la vista y el horizonte no la asustó, la cogí en brazos y me metí en el agua. Siguió sonriendo, vestida y ataviada con su gorrito de pescador. Incluso alargaba los brazos hacia el agua. Desoyendo una vez más los consejos de la pediatra, bajo la sombrilla desvestí a la niña para sumergirnos hasta el cuello. En la orilla, en mis brazos, pero dentro. ¡Le encantó! He de reconocer que tenía bastante miedo por su delicada piel, pero no le salió ni un granito ni una rojez. Por si fuera poco, también le doy agua en biberón. Alguna vez le tendré que decir a la pediatra que tengo un blog y que la menciono más que a mi madre, que ya es decir. Y que no siempre le hago caso (igualito que con mi progenitora). Así que ahora, cuando veo a Emma algo inquieta o sudando mucho le ofrezco el biberón y ¡voilá! La niña bebe. Le gusta. De hecho, creo que si acepta el biberón es únicamente porque quiere beber agua, porque los cereales con leche artificial tardó bien poco en rechazarlos. Susana, ya sé que me dijiste que insistiera, pero es que cuando Emma cierra la boca y gira la cabeza, mi voluntad se evapora.
En la foto, la niña más guapa del mundo (Emma).

Tórrido Castelló? no sabes de que hablas, tendrias que tener a tus progenitores, o sea una ellos yo, en Cordoba, Albacete o cualquier pueblo de la meseta, parece que se te ha olvidado la definiciòn de clima mediterráneo, templado en invierno y verano, ni grandes frios ni grandes calores, y si, de tres a cinco de la tarde hora de siesta sagrada y sin salir a la calle, las tres de la tarde es la una en horario solar por lo tanto cenit de calor, pero en fin si yo me pongo pesada tu mas, pero como el calor te ofusca, ni caso.
No se porque será que las playas mediterraneas estan abarratodas de gente de todas partes, mesetarios, centro europeos, vascos a tope, no se porque pagan tanto dinero para sufrir de esa manera pudiendo estar en la desierta playa de Guetxo por ejemplo, con chubasquero disfrutando de un agradable verano. No se porque se quejaran de tener 22 dias seguidos de lluvia, debe de ser tan agradable pasear a los niños dentro de esa burbuja de plastico. Y dicho todo esto debo confesar que en mi vida he tenido dos pàjaras por calor, una en Egipto, justificada, Egipto mes de septiembre, templos, calor….ya se sabe, pero y la otra donde diriais? en Bermeo, si Bermeo en una regata de traineras, casi me da una lipotimia. Horrible.
Y dicho todo esto y defender mi querido mediterraneo, debo decir que estoy feliz y encantada de poder disfrutar de Emma cada dia, la niña mas bonita y dulce del mundo, y no es pasion de abuela, seguro. Aunque hubiera preferido que no fuera en estas circustancias pero las cosas han venido asi y afortunadamente todo esta saliendo muy bien y mi yerno cada dia se encuentra mejor y nosotros nos alegramos mucho por ello.
Ah! Gessami se me olvidaba una cosa, recuerdas donde esta Menorca, uno de tus destinos preferidos?
Te quiero.
¡En Menorca corre el aire! Y es verdad que aquel día hizo mucho calor en Bermeo, pero lo bueno que tiene el norte es que por la noche re-fres-ca. ¡Ah, refrescar! ¡Qué gran verbo! Muy propio del cantábrico, por cierto. ¡Viva el chubasquero! ¡Viva el sirimiri! ¡Quiero ir a la playa con rebeca! (Mamá no te enfades, pero por fin te he arrancado un comentario… ¡jeje! Yo también te quiero ;).
Pero, Gessamí, ¿dónde has dejado a tu bebé?, ¿en Bilbao?jeje. Emma parece una niña en esa foto y está guapiiiiiiiiiiiiiiiiiiisisiiiiiiima! Madre mía, qué bellezón.
Jo! Y habéis hecho mi sueño realidad. Bañaros con la pequeñaja en el mar. Por allí sí se puede, qué gozada.
En cuanto a lo del sudor, yo solo he visto sudar a Erik un par de veces, por la cabeza, hacia la nuca, en días de muchísimo calor, que por aquí ya sabes que no son muy habituales. Si en Castellón hace tanto calor, lo raro sería que no sudara, la pobre. Y yo creo que haces muy bien en darle algo de agua en bibe. Si lo coge, estupendo. Dicen que con lactancia materna no hace falta ofrecer agua a los bebés porque cuando la madre siente calor la leche se hace más líquida para poder quitarle la sed al pequeño y que no engorde demasiado. Por otro lado, los pediatras no lo aconsejan porque a los bebés poco tragones se les puede quitar el hambre tomando agua. Pero vamos, que no es tu caso, jeje, y es importantísimo que los bebés estén bien hidratados.
Gessamí, lo estás haciendo super bien!
Y ahora también yo tengo una preguntita que haceros. Erik tiene cuatro meses y medio y desde hace un tiempo le he notado un poco aplastadita la cabeza por detrás, más hacia un lado. Sé que, desde que los pediatras recomienda no acostar a los bebés boca abajo, es algo muy común, pero bueno, siempre intentas corregir estas pequeñas incorrecciones. Asi que el otro día le compré una almohadita especial con una hendidura para apoyar la cabeza. La verdad es que el invento no ha resultado. Parece que Erik duerme mucho más a gusto como acostumbraba y dice que «pa tu culo pirulo». Lo gracioso, es que desde que se la puse por primera vez, ha desarrollado sus habilidades físicas de una forma sorprendente. Para desprenderse de la almohada, repta hacia abajo hasta chocar con los pies de la cuna y ahí se queda toda la noche. En estos pocos días, a aprendido a girar la cabeza tremendamente situando en troco muy hacia el lado opuesto. ¡Increíble! El caso es que ya hace días que desistí de ponerle la almohada, pero cada madrugada, sigo encontrándome a Erik en la misma posición. Me hace mucha gracia. Si no hemos conseguido que la almohada haga su función, al menos ha servido para que desarrollara habilidades, pues, ¡estupendo!
¿Y vosotras? ¿Habéis notado alguna irregularidad en las cabecitas de vuestros peques?
Qué graciosa, tu madre, Gessamí, y cuánta verdad tienen sus comentarios!jeje (y lo dice una donostiarra, orgullosísima de La Concha y La Zurriola 🙂
Sin embargo, este verano está siendo taaaaaaaaaaan malo, tan gris y tan chuvioso que, hasta la Marijaia, se estará pensando si venir a saludar por aquí o marcharse al Mediterráneo 🙂
Repito, disfruta de tus baños de mar salada con Emma que por aquí los echarás de menos.
Besotes a las tres.
Jajajaja! Qué maja la abuela de Emma!! Dí que sí! Que hay que defender la patria siempre!! Yo cada vez que oigo eso de que «en Galicia hace malo» se me hincha la vena del cuello y no respondo…Malo? Malo para quién?? Dame los 25 grados de las Rías Baixas y quítame el calor insufrible que estamos teniendo en Valladolid!! Cuando hubo la ola de calor africana en Junio, decidimos emplear el dinero que nos devolvió hacienda en poner un aire acondicionado….Lo mejor que hemos comprado en nuestra vida, sin duda alguna!!! Ahora mismo, con 33 grados fuera, Álvaro y yo estamos felices en nuestro salón con nuestro airecito!
Gessami, para tu tranquilidad, nuestra pediatra nos dijo cuando empezó el verano que es bueno ofrecerles a los niños agua en verano, aunque sean de teta. Y nosotros también hemos bañado a Álvaro en el mar!!! En el Atlántico y le encantó!!! De hecho, a mi cuñada le dijeron que el agua del mar es muy buena para las pieles sensibles de los bebés…Así que lo estás haciendo de 10!!!
Mónica, yo no he notado nada en la cabeza de Álvaro…..pero hubo una época en la que él sólo estaba cómodo boca abajo así que, siempre que nosotros le vigilábamos, le dejábamos estar un rato boca abajo…A las dos semanas se cansó y no lo ha vuelto a pedir…
Tú, por un casual, has nacido en Alaska?Que lo dijera yo(que no lo digo) tendría un pase pero leyéndote no sé como pudiste sobrevivir a la infancia y adolescencia.
Ayer ví a tu hija,está para comérsela.Un beso
Un me gusta para Vicenta. Pero como crees tu que aquí hemos sobrevivido las madres con bebes en verano?.
A la calle a partir de las siete de la tarde.
Gessamí, Emma está guapísima!!!
Respecto a lo de sudar… A Ian le sudan los pies, pero poco más. De todas formas aquí no está haciendo tanto calor y además como en los adultos hay niños que sudan más y otros menos.
¡Qué bien lo del baño en el mar!!! Yo si que he oido que el agua de mar tiene propiedades antiinflamatorias. Tengo una amiga que cogia agua de mar para calentarla en su casa y darle el baño diario a su bebé.
Mónica, por lo de la cabeza de Erik no te preocupes. A veces les miramos demasiado, no? En cualquier caso, nada que no se pueda corregir.Puedes poner esa almohada en el carrito, para cuando sales de paseo.Por probar… El saco de invierno de la bugaboo bee la lleva, pegada con velcro, y me parece muy práctica. A Ian ahora le gusta dormir de lado, y al despertarse aparece de cualquier forma, se debe de mover muchísimo durante la noche.
Yo no puedo por menos que solidarizarme con Gessamí, aguanto mal el calor, y como yo lo paso mal, tiendo a pensar que Martina lo pasa fatal, claro…. proyectando…. No recuerdo peores vacaciones por el calor que en Salou, me sudaban partes del cuerpo que ni siquiera conocía! ese sudor húmedo, que no te abandona….
Por motivos del trabajo de Javi, mi pareja, hemos tenido que pasar bastante tiempo en Huesca y no soporto el clima de allí, ni el de verano ni el de invierno, qué calor y qué frío!!! hemos pasado unos días de calor horrorosos, me he sentido plenamente identificada al leerte, Gessamí, por esa sensación de sudor continuo, y con la niña en brazos más, claro…. te piensas hasta cogerla, tanto por ti como por ella…. ducharte y volver a sudar… cada vez que hablaba con Bilbao y me decían que llovía no podía por menos de pensar «Qué envidia»…. porque yo creo que a muchos vascos nos gusta tener calor en vacaciones, pero sólo para las vacaciones, una semanita, dos, pero no para trabajar, ni para el día a día, para eso a mí dame el norte, que si no muero….. sin embargo Javi dice que pasa más calor y más frío en Bilbao, así que debe ser que nos adaptamos al clima donde nacemos… excepto Gessamí, que ya se le ha olvidado!;-)))))
En cuanto al agua, yo le pregunté al pediatra si podía darle agua, pensando en una de las olas de calor de huesca y me dijo que sí, aunque era mejor el pecho, pero que si no quería pecho y pensaba que necesitaba hidratarse, que le ofreciera agua…así que lo que haces no es nada descabellado… y lo del baño en el mar suena fenomenal, idílico, así que ha tenido que ser una experiencia preciosa para Emma…
Martina suda por las manos y por los pies, dice su padre que es en lo
único que ha salido a él, jeje…. donde de verdad suda es en la maxi cosi del coche, pobre…. ahora ha aprendido a tensar el cuerpo para impedir que la acomodemos en ella… qué tía….
En cuanto a lo de las cabezas, no sé, Martina sigue bastante redondita, pero tenemos varios amigos con hijos algo más mayores que se les ha chafado un poco por detrás… pero estoy con Amaia en que ahora les miramos tanto tanto… y como tú dices, Mónica, la almohada ha servido para estimular la creatividad de Erik, jeje….
Por cierto que es verdad, Emma está super mayor y majísima y guapísima… cada vez que le enseño fotos a Javi siempre dice que la ve clavadita a ti Gessamí….
Esa semana que me quedé sin internet, seguí leyendo los comentarios de este post gracias al correo electrónico de mi Blackberry. ¡Cómo me tronchaba! Mi madre indignada, sus amigas dándole la razón y las mías apoyándome. ¡Je, je! Pues bien, hoy, primero de septiembre, hemos vuelto a pasar una noche de escándalo: 31 grados a las 3.30 horas de la madrugada en nuestra habitación, en la cual no corría ni una mala brisa. Me ha tocado ir a por el ventilador, que hace ruido, y esperar a que nos refrescáramos para apagarlo y poder volver a dormir otra vez. Mientras, escuchaba a mi marido dando vueltas por casa buscando el fresco asomado en el balcón.