Crecimiento
Hace seis meses y una hora, Emma nació después de cuarenta semanas de gestación y un día. Rompió a llorar y su cuerpo desnudo resbalaba sobre el mío. Asustada, con miedo a que se cayera, llamé a mi marido para que la cogiera. Fue increíble. Aquella noche, horas después de su nacimiento, colocaba a la pequeña encima de mi barriga y me preguntaba cómo podía estar metida ahí dentro. Nació con 55 centímetros y casi cuatro quilos. Mañana, la pediatra nos dirá cuánto ha crecido el último mes, pero está enorme y espabiladísima. Estoy muy, muy orgullosa de mi niña. ¡Seis meses! ¡El tiempo vuela! No hay semana que no aprenda algo importante, por eso creo que ver crecer a un bebé es lo más maravilloso que una persona puede contemplar a lo largo de su vida. Cada avance, cada habilidad adquirida, nos llena a ambas de satisfacción. Yo no paro de repetir: «¡Bravo, Emma! ¡Muy bien!» y ella me mira sonriendo orgullosa. Este ha sido el mes de las pedorritas y de intentar gatear. Lo de las pedorritas me tiene loca, porque cuando Emma se enfada, ahora, en vez de llorar, gimotea un poco y luego hace pedorritas. Trato de no reírme para que no piense que me burlo de su malestar, pero es ¡tan gracioso! Desde hace unos pocos días, ha descubierto que sus brazos ya tienen la suficiente fuerza para sostenerla y que puede levantar pecho, barriga e incluso caderas a la vez. Con las piernas intenta avanzar, bien hacia atrás, bien hacia adelante. Todavía no lo consigue, pero pronto lo logrará. Es su objetivo. Cuando se despierta, lo intenta. En el momento de ir a la cama, pasa una hora ejercitándose antes de caer rendida. Y cuando se despierta de madrugada, a poco que se desvele, se da la vuelta, apoya los antebrazos y, hala, cabeza, pecho y barriga arriba. Mi bebé está a punto de gatear… ¡cómo corre el tiempo! ¿Verdad? Además, ya le duele la boca. Tiene las encías duras y, a veces, se queja de dolor. Seis meses. ¡Seis meses! Felicidades, mi pequeña, cómo te quiero.
En las fotos, Emma haciendo pedorritas e intentando gatear.

Zorionak, pequeña! Tu primer medio año de vida! Pues sí que pasa el tiempo rápido, madre mía, qué vértigo y qué felicidad 🙂
Esta misma mañana, Erik en lugar de despertarnos con gemiditos, lo ha hecho con una buena tanda de carcajadas. Rubén y yo no nos lo podíamos creer. No sé con qué habrá estado jugando hasta llegar a la explosión de la risa, pero me ha hecho tan feliz ver que es tan feliz!!!!
Una vez, enganchado a la teta con un hambre voraz, le he dicho al aita que cada día lo quiero más. Mucho más. Nada que ver a lo que sentía cuando nació y eso que en aquel momento pensé que jamás podría querer a alguien tanto. Qué equivocada estaba.
Reconozco que llevo unos días, coincidiendo con los primeros días de guarde de Erik, que estoy más mimosa de lo habitual con él. La verdad es que en la guarde, por lo que me dicen las educadoras, está muy bien, cada día mejor. Pero, yo, aunque le llevo muy poquito tiempo, siento toooodo el rato que está allí que me falta algo. Asi que ayer decidí hacerle/nos un regalo. Me fui a Muxuz Muxu y compré una mochilita nueva porque la que me dejó mi hermana (Baby Björn) nunca me convenció. Se trata de la mochila de Ergo Baby, para utilizar desde los 6 kilos hasta los 17. Ayer la probamos y nos encantó a los dos. Altamente recomendable!!!!!!
¡Todo un regalazo! La verdad es que son sentiemientos muy viscerales. A mi se me hace muy raro cuando salgo a la calle sin Emma. Siento como si me faltara algo. ¿Son las llaves? ¿El móvil? ¿Quizá la cartera? ¡No, Emma! ¡Ains!
¡Felicidades Emma!! ¡La verdad es que es preioso ver todo lo que aprenden!
Mónica, a mi me pasa lo mismo que a ti. Ayer me tuve que quedar trabajando hasta las 18.30 (normalmente salgo a las 15.00h) y le eche tanto de menos! ¡Aunque el rato de después, con él, lo disfruté muchísimo!!
La verdad es que tiene buena pinta la mochila.
Zorionak Emma! Y también para Gessamí y para tu marido, que espero que siga mejor…Estoy contigo, ver cómo se desarrolla un bebé, sus nuevas habilidades, sus expresiones… no tiene precio, es una pasada…
Puf, yo no me quiero imaginar cuando vuelva a trabajar…