Amigos que se van
En medio de nuestra semana horrible, la guardería de Emma celebró la fiesta de fin de curso para despedir a los niños que el próximo año marchan al colegio. En el País Vasco, existe la posibilidad de comenzar la escolarización a los dos años, por lo que algunos de los compañeros de clase más queridos de la fiera dejan la escuela infantil. ¡Ohhh! Ella todavía no es consciente, pero a mi me da mucha pena. Por cierto, ¿habéis visto que mujeres más guapas salen en esta foto? ¡Son las educadoras de Emma! Natalia (la rubia) y Maddalen (la morena) son las segundas y terceras madres, respectivamente, de nuestra pequeña. Ella las adora y cuando la dejamos en clase, se lanza a sus brazos y no mira atrás. No podríamos estar más contentos.
La fiesta de la guardería se celebró en la tarde del jueves pasado y, cuando el ibuprofeno hizo efecto (acordaos: varicela, muelas, virus raro brutal), Emma se lanzó a las mesas dispuesta a terminarse todos los zumos abiertos. Que no eran pocos. Pero la comida casi no la tocó.
En la fiesta, las educadoras entregaron a los niños que se marchan los correspondientes diplomas que acreditan lo felices que han sido pudiendo formar parte de su primera etapa escolar. En la foto, Natalia y Maddalen dándole el diploma a Naia, súper orgullosa. Ella es una de las mellizas de la clase. ¡Emma las adora!
Pero no todos se van. Ian nació el mismo año que Emma (en 2011), así que el próximo curso todavía compartirán juegos, aventuras, comidas y siestas de guardería. Me encanta esta foto: «Ajá, efectivamente, tal y como dice amatxu, aquí tengo la nariz«, parece pensar. Emma, como Ian, también se ha descubierto la nariz recientemente y a veces se toca la punta, o se mete el dedo dentro, y echa a andar cavilando. ¡Cualquier día aprenderán a hurgar!
En la primera imagen, Marc recogiendo su diploma. Él también es uno de los favoritos de Emma. ¿Os acordáis de aquello de los que se pelean, se desean…? Natalia me contaba hace poco que muchos días Emma y Marc se enredan a sopapos por el mismo juguete. Ella les vigila y cuando ve que el asunto se pone feo, interviene: «Un día le doy el juguete a uno, al siguiente al otro. Pero a veces se ponen tremendos y les digo: Así no. ¡Para ninguno de los dos! Y lo escondo o se lo doy a otro niño». Ji, ji, Natalia, ¡qué buena estrategia!

Los finales de curso siempre me han dado pena. Cuando era pequeña lloraba porque seguramente no iba a ver a mis compis de clase, por lo menos a diario… Y el comienzo de curso me encantaba: reencontrarme con todos, conocer a los nuevos…
Ahora la incognita: seguiran siendo Natalia y Madalen las profes de nuestros peques el año que viene?Ay! Espero que si!
¡A mi me ocurría lo mismo! También me ponía triste a final de curso y contenta en septiembre. ¡Ay, ojalá sigan con nuestros niños! Con lo poco que a Emma le gustan los cambios, volver a acostumbrarse a otra educadora… ¡buf!
A mí me sigue pasando!!! jejejeje. El viernes, entré en el aula de mi tutoría y al verla tan vacía, me dio mucha pena!!! Hemos pasado tan buenos momentos, que echaré de menos a mis alumnos…..
Es una extraña sensación, porque por una parte estoy deseando estar de vacaciones, pero me da penita que acabe el curso…..En fin!!!
Por cierto, vuestra guardería tiene muy buena pinta!!!
Pues sí, está genial eso de que os hagan fiestas en la guarde con los enanos. Todo un detallazo!
En cuanto a los finales de curso…. Yo, este año en concreto, como loca de que acabe. Depende del curso, es verdad, pero este veranito estoy deseando dedicárselo a mi alumno estrella (me veo, la última semana de agosto contando las horas para que llegue el comienzo de curso de la guarde :)), pero, ahora mismo, es lo que siento…
Ana, Mónica, ¡menudo pedazos de profesoras debéis ser! Ojalá Emma tenga la suerte de tener a maestras como vosotras porque Mónica, estoy segura que no de da mucha penita despedirte este año porque es una sustitución y lejos de Bilbao…
mónica, fuiste a, la mega oposición que hubo hace dos semanas? tres días y a disfrutar de los bebes!
Dolaretxe, la mejor guardería de Bilbao
[…] un lado a otro por toda la clase. Fue mi momento preferido. Cuando la energía empezó a decaer, Natalia encendió el aparato de música y los niños empezaron a bailar como locos. A Emma le gusta coger a […]