Peor durante el embarazo
No sé cuántos litros de leche tiré por el desagüe del fregadero cuando era niña y adolescente. Cientos y cientos. Mis padres, mis abuelos y los monitores del comedor escolar me obligaban a beber un vaso de leche por la mañana y otro al mediodía después de comer. Maldigo la hora en que se puso de moda decir que los niños necesitan medio litro de leche de vaca para crecer sanos y fuertes. Lo que necesitamos es calcio. La lactosa presente en los productos lácteos resulta indigesta para muchas personas. Los estudios científicos indican que la prevalencia de esta intolerancia varía en función de la sociedad y su consumo habitual de lácteos: a más consumo, menos intolerancia, ya que el estómago se ha habituado a producir la enzima lactasa para digerir la lactosa. Aun así, en España alrededor del 15% de la población sufre de intolerancia a la lactosa. Y por fin se ha visibilizado. Han aparecido productos como la gama de leche de vaca sin lactosa de Kaiku (y yogures, natas, mantequillas, etc.), así como un amplio número de marcas que comercializan bebidas de soja que ya se venden en los supermercados en el estante de la leche. Pero ¿cómo descubrí que era intolerante? Uy, uy, uy. La historia no tiene desperdicio.
Cuando a los dieciocho años me emancipé de casa de mis padres, tenía tan interiorizado que debía beber leche, a pesar de que la tirara por el fregadero, que empecé a beber café para añadirle leche. El desagradable sabor de la leche se disimulaba, pero unos cinco o seis años después, el café con leche me caía tan mal al estómago que concluí que el café era malo para mi. Y me aficioné a los yogures, que me sentaban algo mejor. O eso creía. En una visita ginecológica rutinaria, la doctora me practicó una ecografía vaginal (también rutinaria, no os creáis) y me dijo que poco podía ver con tantos gases que tenía acumulados en el estómago. «No tienes porqué vivir así, lo sabes, ¿no?». Pues no, no lo sabía. Pensaba que aquello era normal. Aquel comentario me hizo reflexionar y buscar ayuda acerca del estado de mi estómago, que me producía una sensación de malestar sutil y constante. Acudí a mi doctora de cabecera y me recetó unas gotas para expulsar los gases. Perp yo le dije: «No, no. Si no tengo problemas para expulsarlos. Lo que quiero es no fabricarlos». Acto seguido, consultó el vademecum y me dio unas indicaciones alimentarias generales. Pero no dijo nada acerca de excluir los lácteos de mi dieta.
Como os imaginaréis, jamás compré esas gotas. No obstante, fui a una farmacia y salí con unas pastillas homeopáticas que mejoran enormemente el estado de la flora estomacal, con lo que de repente me sentí mucho mejor. Las tomaba a temporadas, cuando las molestias regresaban. Y no recuerdo más. No sé cuándo enlacé ambas cosas, el malestar con los lácteos. Pero llegó un día que empecé a comprar leche sin lactosa y a consumir yogures esporádicamente, reduciendo drásticamente la cantidad de lactosa ingerida. ¡Qué maravilla! Hasta que me quedé embarazada. ¡Oh la lá! ¡Qué horror! Como madre gestante, a mi cuerpo le sentaba mal hasta el yogur, el chocolate con leche, los helados y cualquier otro alimento que tuviera la más mínima traza de lactosa. Así que me pasé a los yogures de soja, el chocolate negro y dije adiós por un largo tiempo a las barritas Kinder, la chocolatina Kinder Bueno y la Nutella. Tras dar a luz, poco a poco pude ir incluyendo estos (insanos) alimentos a mi dieta, a medida que mi cuerpo los aceptaba de nuevo. Y ahora, por fin, a mis 32 años, digo con orgullo que soy intolerante a la lactosa. ¿Con orgullo? Sí, sí, porque lo mío me ha costado adivinarlo. Además, algunas cafeterías de Bilbao empiezan a incluir leche sin lactosa y bebidas de soja para preparar el café. No sabéis lo aburrido que es pedir siempre un té, aunque me encanten. ¿Por qué os cuento todo esto? Muy sencillo. Si algún día vuestro hijo rechaza sistemáticamente los productos lácteos, por favor, no le obliguéis a tomarlos. Quizá le sienten fatal. ¡Ah, la última cosa! A veces, cuando abro la nevera de mis padres pienso que tienen algo podrido y me paso los días rebuscando una manzana vieja o un tomate echado a perder, hasta que caigo en la cuenta de que tienen queso. Mi cuerpo repudia ese olor desde siempre, os lo aseguro. Otra cosa más, mi estómago tiene sus preferencias y aunque mi paladar considera el chocolate con leche Lindt como el de mejor, el Milka lo digiero mucho mejor. Qué cosas, ¿verdad?
En la imagen, vía Pinterest, una preciosa jarra de cristal para la leche y una vaca de cartón.

Por suerte yo no tengo alergia conocida a ningún alimento, aunque ya la podía tener a las comidas hipercalóricos, pero no, tenía que comer cual boa constrictor, y eso que ya dejé la lactancia materna que sino, qué era eso! Y en cuanto a la leche, que es el tema del post, me encanta, bebo mucha y también me gusta mucho el queso, aunque no como demasiado, porque a mi media naranja no le gusta 🙁
Qué mal lo tuviste que pasar, por suerte ahora ya sabes lo que tienes y la verdad es que hoy en día, por casos que conozco a mi alrededor, enseguida miran si los bebés son intolerantes a la lactosa. La frase de tu doctora acerca de los gases me ha recordado a cierto anuncio y me he imaginado a Carmen Machi con bata blanca y un yogur en una mano…maldita publicidad! Muases!
Mi experiencia con la leche y derivados es un poco extraña,de bebé tuve cólicos hasta los 4meses.Mis padres no daban con una leche de fórmula que me sentara bien,hasta que finalmente,un pediatra acertó en recetarme una que no era ni de vaca,ni de soja,y es la harina de algarroba.
Cuando tenía 6años más o menos,recuerdo que bebía leche en el desayuno a la fuerza.Yo no la tiraba por el fregadero,se la daba a mi perro…hasta que un día mi madre me pilló in fraganti,uff,el revuelo que se armó!Fué tan contundente el sermón,que me sentí afortunada por no pasar penurias y culpable por mi acción.
Para que bebiera más leche,mi madre preparaba postres,batidos de fruta o simplemente con nesquick y luego en la batidora,porque me gustaba que tuviera espuma.Ayyy! losproblemas que causé.Finalmente descubrí que me gustaba bien fría.Sin embargo,la mantequilla tampoco me agradaba,recién de adolescente me empeñé en comerla untando el pan con mermelada,a fin de camuflar el sabor; yo creo que lo hice porque quería ser como el resto de la manada y no ser la rara que no comía embutidos,queso y otros alimentos(algunos sin haberlos probado decía que no me gustaban)
Entonces, ¿los lácteos te sientan mal? ¿O los puedes comer con moderación? ¿Te afectó el embarazo? ¡Ops, cuántas preguntas!
Durante la época de universidad no tuve ningún problema en beberla,porque me encantaba.Pero hasta el día de hoy,apenas si me acuerdo en comer mantequilla y sigue sin gustarme el queso,aunque tolero más el olor de una pizza o pasta con salsa 4quesos.Ahh,únicamente lo como en tiramisú.
Desde hace una década mi relación la leche cambió drásticamente,cuando tuve complicaciones con el estómago.Desde entonces si tomo un poco más de lo habitual,me cae como una bomba y hubieron temporadas en las que apenas consumía lácteos(muy a mi pesar porque amo las natillas y el arroz con leche)Llegué a pensar en intolerancia a la lactosa; aunque tampoco me sentaban bien la Kaiku y similares,el olor y el sabor me causaban malestar.Cuando lo comenté a los médicos la respuesta fué muy vaga: tal vez por esto…o aquello,y que mejor los evitara si no me sentaban bien.
Con la maternidad todo cambió para bien,yupiii!Sentía unas ganas inmensas de beber leche; y otros alimentos que antes mi estómago apenas toleraba pude comerlos sin problmas!Así sigo,y espero que esto continue(toco madera).Veré que resultados arroja la próxima endoscopia; la verdad estoy felíz por lo bien que me siento.
Gessamí y sus seguidoras:
Como madreprimeriza y «expatriada»este blog y otros me ayudan a dar rienda suelta a mi lengua(mejor dicho a mis dedos)porque así uso y abuso del idioma de Cervantes:)Diculpad por favor.Pienso es una señal inequívoca de cómo echo en falta conversar con otras hispanohablantes(hace 1año y un mes que no voy a España)Por suerte estoy a días de una larga vacación,y allí voy a desquitarme:) je je
un abrazo,
Pao
Yo tambien tomo leche sin lactosa, me siento mucho mejor desde que la tomo.
Y este es uno de los motivos que me llevan a continuar con la lactancia materna prolongada (16 meses ya), sobre todo viendo la cantidad de gente a mi alrededor que sufre intolerancia a la lactosa, son tan pequeños que creo que sus cuerpos no están adaptados para la leche de vaca tal cual, mejor introducirla poco a poco y con el tiempo.
Besitos
Completamente de acuerdo. Para mi también es uno de los motivos más importantes para seguir con la lactancia. ¡Muases!
Estoy de acuerdo con vosotras, la leche de vaca es para las vacas, aunque no considero que sea mala malísima para la salud (en etapas de postguerra ha salvado vidas a muchos niños, de ahí que en nuestra infancia-adolescencia nos hicieran tomar tanta leche, y se diera en comedores escolares, ya que esto permanecía y sigue permaneciendo en la mente de las personas mayores. Hoy en día se sigue dando un vaso de leche en algunos comedores escolares, y en Grecia se ha vuelto a implantar para prevenir la desnutrición infantil).
En nuestro dulce hogar hemos suprimido la leche de vaca por leche de soja y de avena. Los yogures por yogures de soja, y eso sí, el queso de oveja, de vaca o de cabra, curadito,… nos encanta!! Al queso no podemos renunciar!
Hola!
me podrias decir que bares de Bilbao ofrecen ese tipo de leche? sin lactosa me refiero
mil graciass
La heladería Alaska en la calle Marqués del Puerto tiene carteles que dicen que la tienen e incluso que elaboran helados sin lactosa.
El Batzoki de la calle Henao también tenía pero acaban de cerrarlo.
Yo también ando buscando sitios que tengan pues una amiga con la que tomo café por la mañana es intolerante a la lactosa por lo que si alguien sabe de algún bar/cafetería que la ofrezca por la zona de la plaza San José, mi amiga lo agradecerá.
Un saludo.
En el Casco, el café Liverpool de la plaza Santiago y en la plaza Nueva, el café Coffe&Break. Además, en una callejuela (creo que es Banco de España) hay una tienda de té y café que ponen cafés para llevar y ahí tienen leche de soja.
Un saludo y gracias!!!