Entender tu propio parto
Cuando hoy he entrado en la consulta ginecológica de mi ambulatorio, pensaba que estaba viviendo un déjà vu. No podía creer que esa doctora de dulces ojos fuera la misma que me atendió en el Hospital de Basurto de Bilbao durante el parto. Tímidamente le he dicho: “Nos conocemos, ¿verdad?”. “Sí, tú también me suenas. Del parto, ¿no?”. Casi me da algo. La mujer que en mis recuerdos es la protagonista de mi pesadilla, que tiene cara de ogro y todo, resulta que es dulce y afable sentada en una consulta. He aprovechado la oportunidad que me ha brindado el destino y le he explicado que estoy algo traumatizada por el parto, que fue instrumental, por lo que me gustaría preguntarle ciertas cosas. Tamara, que así se llama la obstetra, me ha respondido a todo amablemente, consiguiendo que me reconcilie un poco con el parto. Sigo pensando que fui al hospital demasiado pronto y que me debería haber aguantado más tiempo sin epidural, pero al menos ahora ya no creo que mis pujos fueran malos. Al parecer, cuando en el expulsivo ella decía “el bebé no da el último giro”, quería decir que Emma miraba completamente hacia arriba, en vez de hacia abajo (hacia el culete de la madre). Al no girar, era mucho más difícil salir. “¿Y si hubiéramos esperado más tiempo?”, que era mi run-run desde entonces. “Las estadísticas nos indican que no es cuestión de tiempo. Es más, el tiempo juega a nuestra contra y puede acabar en sufrimiento fetal”, ha respondido. Si la madre cambia de postura durante la dilatación, es más fácil que el bebé se coloque bien. Pero una vez tumbada y ya completamente dilatada, la cosa es difícil. Además, en nuestro caso lo veía casi imposible: “Tu bebé salió con la mano apoyada en la carita, por lo que la postura de su brazo le impedía darse la vuelta en el hueco de tu pelvis. Ello, y su tamaño, ampliaba mucho el diámetro de salida que necesitaba”, ha indicado para justificar el uso de los fórceps, de las ventosas y de la episiotomía. También me ha felicitado por “poner medidas” para evitar las secuelas del parto, como las sesiones de fisioterapia de suelo pélvico y los ejercicios de Kegel. Cuando se lo he contado a mi marido, él sabiamente me ha dicho: “En el hospital estaba trabajando, era una situación difícil y por eso tenía la cara tan seria”. Vaya, gran reflexión. ¿Cómo se me pasó por alto?
En la imagen, una mujer embarazada vía Pinterest.

Y cómo tenía tan buena memoria la doctora??? Fue hace casi una año!!!! Al residente que llevó (casi) todo el parto, le veo muchos días en una terraza tomando café y, aunque creo que el no me recuerda, yo le miro con cara de “Gracias por haber sido tan amable conmigo!”. La verdad es que sólo tengo palabras buenas de la gente que me atendió, pero también porque las cosas fueron bien y sin complicaciones.
Me imagino que te habrás quedado muy tranquila y que parte de ese trauma al parto habrá desaparecido verdad?
Sí, mucho más tranquila. Ahora bien, no se acordaba de mi parto, pero con mirar mi historial (el peso del bebé) y yo le recordé lo de la mano (que ella me dijo durante el expulsivo), se compuso el parto y pudo explicarme las cosas ajustadamente, creo yo. O igual realmente se acordaba de mi, de tantas veces que le dije: “¿Y falta mucho?”, mientras me cosía… ¡Se me hizo eterno! ¡Mua!
!Ay Gessamí! No sabía que te sentias así por tu parto… Pero que bien que aclarases las dudas con la MISMA gine, que buena casualidad!!!!
Me alegro tanto de que hayas aprovechado el momento, yo creo que me hubiera puesto nerviosa y no habria escogido bien las palabras. Tal y como nos lo has contado, parece que el destino te debia una, hay veces que pasado el tiempo somos capaces de hacer otras lecturas de situaciones vividas. Espero que hayas podido reconciliarte con tu parto.
Un abrazote!!!
Gracias, chicas. La verdad es que me quedé alucinada y sí que me puse nerviosa, ¡pero era ahora o nunca! Además, la reacción de la ginecóloga fue estupenda en todo momento (hablando del parto, de anticonceptivos y diciéndome a ver si coincidimos en la próxima). Ojalá todas las mujeres traumatizadas con el parto tuvieran tanta suerte como yo, porque a todas nos quedan preguntas en la cabeza que sólo le plantearíamos al profesional que nos atendió. Un besote!!!
Joe Gessamí, laverdad es que me parece una suerte lo que te ha pasado…. Poder recordar y hablar de tu parto con la persona que te atendió en el es una suerte… Alguien te lo ha dicho por ahí. Te lo debían…. Jejeje. Y es que cuando leí la primera vez la historia de tu parto me pareció muy duro…. No sabía que Emma estaba mirando para arriba. Aritz también venía mirando para arriba y se dieron cuenta al romper la bolsa, y yo ya casi dilatada del todo así que me tuvieron en la cama de la habitación de dilatación haciendo pujos como una loca para que el peque bajara y poder darle la vuelta. A mi me dijeron que no era recomendable que saliera mirando para arriba…. Terminé agotada pero gracias a las matronas que me atendieron Aritz salió mirando pa donde tenía que mirar…. Aunque yo estaba tan cansada que tuvieron que usar los fórceps para sacarle…. Espero que la charla con la gine te sirviera para reconciliaste con ese momento tan perfecto que es el parto….. Un besote.
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