Alimentación responsable
Desde que soy madre, nuestra alimentación todavía me preocupa más. Sobre todo ahora que Emma ha empezado a comer carne. Cuando voy al mercado y compro esos muslos de pollo tan blancos, tengo remordimientos de conciencia. No siempre encuentro pollos amarillos, alimentados mayoritariamente con maíz, en vez de pienso, y que tienen permiso para pasear al aire libre, en vez de estar enjaulados durante toda su corta vida poblada de antibióticos y hormonas de crecimiento. El autor del libro “Comer animales”, Jonathan Safran Foer, también empezó a inquietarse con la llegada de su primer hijo, tanto que acabó realizando una concienzuda labor de investigación que culminó con esta obra, donde detalla claramente las barbaridades a las que son sometidos los animales de granja. Debo decir que mis tres años de vegetarianismo universitario están regresando a mi mente para remover mi conciencia adormilada en la comodidad del no pensar. ¿De dónde viene ese muslo de pollo? ¿Cuánto contaminará la bandeja de plástico donde lo han envasado? Hablándolo con mi marido, que tiene el mismo pálpito, hemos decidido buscar una alternativa para comer verduras libres de pesticidas, pollos sin hormonas de crecimiento (comprar los amarillos) y apostar por el pescado, que vive libremente hasta que lo pescamos. ¿Alguna madre primeriza o experimentada quiere formar grupo en Bilbao? ¿O conocéis alguna cooperativa a la que nos podamos apuntar? De momento, aquí en Benicarló, lo tenemos fácil. Nos encontramos en un pueblo donde las barcas salen a faenar todos los días laborables y donde los agricultores cosechan tres veces al año gracias a su sistema de cultivo a intervalos, drenando y devolviendo a la tierra los nutrientes que cada cosecha necesita con la siguiente, compuesta por hortalizas diferentes. Utilizan pesticidas, de acuerdo, pero al menos no es agricultura intensiva. Comemos de temporada y de los agricultores locales. Y eso, también me gusta.
En la imagen, una fotografía del autor Jonathan Safran Foer de EFE, vía Público. El pasado sábado, en el suplemento Babelia de El País también hablaba de la obra en un interesante artículo titulado “Comer da asco”.

Yo quería opinar un poco sobre el tema porque también nos hizo pensar en su dia. Nosotros hace años que somos de una cooperativa de cosumo ecológico, donde compramos bàsicamente verduras, el pescado aunque viva libremente no se escapa de los metales así que consumimos unas 2 veces por semana. Aquí en el pueblo también hay tiendecitas de agricultores locales pero muchas veces está más controlada la verdura del super que la de los agricultores que igual te la venden recién sufatada. Yo el pollo hubo una temporada que compraba el campero en la carnicería, no es tan caro como el ecológico pero al menos ha vivido libremente. Ahora miro un poco más la economía y cojo el normal, con la diferencia de precio que hay no quiero ni imaginarme la mierda que lleva.
¡Uf! El pollo ecológico ni lo he probado, me conformo con el campero… Qué suerte formar parte de una cooperativa, a mi me encantaría. ¡A ver si encuentro una! Un besazo enorme.
Qué gracia, Gessamí. Yo, durante la carrera también me hice vegetariana (cosas de rebeldía postadolescente, imagino), pero seguí unos cuantos años más y, hoy por hoy, soy incapaz de comerme un chuletón. Nada, nada de carnes rojas. Es imposible.
Pienso, además, que encontrar carne de calidad es bastante complicado. Mucho más sencillo es encontrar verduras ecológicas o libres de pesticidas, incluso en Bilbao, jeje
Yo, jamás compro verdura ni fruta en grandes superficies (a excepción de las patatas, alguna vez, por cuestión de peso).
Pero tampoco soy de las que va siempre a tiendas ecológicas.
En mi barrio-atenta, Gessamí- hay una tiendita de ultramarinos típica de barrio que tiene una fruta y verdura buenísima.
La gran mayoría de los productos viene directamente de los caseríos de la zona, y, tanto la fruta como la verdura tiene muchísimo sabor. Buena señal. El tema de los pesticidas ya me resulta más complicado controlarlo…
¡Bueno! Entonces, tendrás que darme la dirección, que ya que somos vecinas… ¡Otro besazo!
A mi me ha hablado de una que funciona por el casco viejo. Tienen un local en la calle Pelota, concretamente un local que se llama «debalde», se dedican al truequecy cosas así y por lo visto el propio agricultor se encarga de llevar hasta allí las cajas con la verdura y tu puedes pasar a recogerla de 7 a 8 de la tarde supongo que te concretarán qué día. Sé que te cobran 50 euros por las cajas que te entregan semanal o quincenalmente. Sé que el agricultor se llama Igor, y tenía por ahí el teléfono si estáis interesadas. Yo me lo estoy pensando y no se si todavía tendrán sitio para más gente, si no, creo que te derivan a otros grupos. En fin, que si os interesa decidme y si no, pasaos por el mismo local de 7 a 8 a ver si pilláis a alguien. Muuuaks!
¡Mil gracias, Sarai! La verdad es que estoy interesada. Cuando vuelva a Bilbao, en una semana, ¡yuhuu!, iré a preguntar y te cuento. ¡Un besazo enorme!
Menina! yo estoy interesada en lo de formar grupo. Hace unos meses me estuve informando de grupos existentes en Bilbao pero estaba todo petado.
Una amiga que tiene su grupito fuera de Bilbao me cuenta que es una maravilla. En su caso un agricultor de la zona les va entregando cestas con verdura de temporada cultivada en su huerto.
Ok! Cuento contigo!