A la escuela infantil en cuatro ruedas
Me quedo quieta cuando me cruzo con otro coche en un camino estrecho, me equivoco al poner segunda y meto cuarta, invado el carril contrario en los cruces y soy la más lenta de la carretera. Resumiendo, soy un peligro al volante. Irnos a vivir a un caserío ha supuesto grandes cambios en nuestra vida. Emma no lo está llevando todo lo bien que desearía, de ahí la repetida ausencia en este blog (¡lo siento!), y de mi parte también ha requerido grandes esfuerzos. El principal, conducir. Cuando era pequeña tuve dos accidentes de coche que marcaron mi visión del mundo sobre los automóviles. Somos muchas personas las que tenemos miedo a conducir y es fácil encontrarnos: vivimos en el centro de las ciudades, justo al lado de las mejores conexiones de los transportes públicos. Que conste que me saqué el carné a los 21 años, pero siempre he hecho todo lo posible para evitar motorizarme. La velocidad y las autopistas me dan pánico y siento pavor por los conductores en general. Cuando veo un coche haciendo eses enseguida pienso que lo conduce una persona mayor con demasiados prozacs encima. Y creo firmemente que la mayoría de conductores no son conscientes de que están dirigiendo una masa de hierro muy pesada a gran velocidad, por lo que las consecuencias de una accidente son nefastas. Pero ahora vivo en un caserío. Y hasta para comprar pan necesito el coche (aunque tengo panificadora, ¡je, je!). Por eso desde la semana pasada poco a poco estoy superando el miedo a conducir. O al menos, me estoy familiarizando con el arte de conducir sin atropellar a nadie ni provocar accidentes, porque vuelvo a recordar que en realidad el problema en la carretera soy yo (y las que como yo conducimos con miedo, los que se medican y siguen conduciendo y los gilipollas que piensan que la carretera es suya y que se jodan los demás). ¡Ah, la vida! ¡Cómo cambia! En fin, que hoy sólo os quería contar que la fiera sigue yendo a la escuela infantil y que ahora la lleva mamá. En su coche. ¡Increíble! Un besazo a todas y mil disculpas por no escribir a diario, por no responder emails y ni siquiera los comentarios.
En la imagen, Emma abriendo mi flamante coche blanco.

Me saqué el carnet a los 19 y no conduje (perdón, aprendí a conducir) hasta los 25, porque lo necesitaba para ir a trabajar. Desde entonces he usado el coche todos los días. Hasta que me dieron la baja por el embarazo. Como luego me despidieron, no tenía necesidad y me volví más ‘vaga’ para cogerlo. Hoy es el día que conduzco, pero reconozco que pierdes reflejos, soltura y rapidez de reacción. Y desde que soy madre soy más consciente todavía de que conducimos masas pesadas de hierro y cuando voy con Markel, más si cabe… ¿histérica? igual un poco, pero es que hay mucho gilipollas suelto ;p
Ains, mucho ánimo Gessamí, sé lo duro que es conducir si no te gusta y le tienes miedo.
Hola no sabes lo identificada que me senti con tu plublicacion, ya que como bien describis vivo en una gran ciudad con muchisimos medios de transporte entonces es como que siempre opte por el transporte publico, pero hoy en dia que estoy embarazada de mi primer bebe y hace unos meses compre mi primer auto trato de tomar valor y salir a practicar, ya que cuando nazca mi bebe seguramente me va a ser super necesario sentirme mas segura al volante, un saludo desde buenos aires argentina.-
¡Gracias Vanina por tu comentario! Te envío muchos ánimos y coraje para subirte al coche. Si yo he podido, ¡¡¡tú puedes!!!
¡Enhorabuena! Eres una uténtica mujer coraje. Si ya es difícil coger el coche después de años sin conducir, muchísimo más es hacerlo por esas «carreteras» de cagarrutas de cabra , eternos precipicios y estrecheces para «uno y no más».
Después de hoy, te admiro mucho más. ¡Campeonaaaaa, te hago la olaaaaaa!
Si,si. Una campeona!!! Que gustazo ademas ir superando miedos!
Ánimo, eres mi heroína! Yo me saqué el carnet con 19, como por ciudad no he tenido necesidad sólo conduzco en viajes largos para hacerlos a medias, en carretera ningún problema, pero sólo pensar sacarlo del garage me paraliza, lo veo todo demasiado estrecho y me frustra muchísimo depender de alguien para ir simplemente a Ikea porque no me atrevo.
Cambiar de escuela infantil
[…] todo y en nuestro caso, el aula de psicomotricidad). En el caserío, cada día llevo a Emma en coche a la haurreskola, donde he estado presente en prácticamente todo el periodo de adaptación (sí, […]
Animo chicas! Yo volvi a la autoescuela 10 años despues de tener el permiso en mis manos! Me ha costado, me sigue costnado y se q nunca olvidare ese trauma pero cuando estoy al volante no pienso en nada salvo en llegar bien al destino y que sea un viaje seguro y feliz para la personita que me acompaña detras!
Saludos animosos
Monse
¡Gracias Monse de todo corazón!