¡Hola! ¿Qué tal el fin de semana? ¡Nosotros hemos pasado el mejor fin de semana que podríamos imaginar! ¿Os acordáis de cuando erais niños e ibais de acampada y pasabais la noche con vuestros amigos? ¡Pues eso hemos hecho en el caserío con los amigos de Bilbao! Ha sido una experiencia preciosa para Emma, Ian, Amaia y Marc y unas mini vacaciones para todos nosotros. ¡Qué relax, qué paz! Los padres de Amaia aparcaron en el jardín su furgoneta, equipada con camas para la pareja y los dos niños, mientras Ian y su familia se instalaron en la habitación de invitados. Una vez reunidos, el padre de Marc empezó a preparar uno de los mejores arroces que he comido. Pero, mejor que contarlo, os lo enseño en fotos. ¡Un besazo a todas y muy feliz primer lunes de julio!
Comiendo bajo los árboles. Dicen que parecía una escena típica de la Toscana… Yo nunca he estado, pero si es así, ¡habrá que ir!
El arroz, con cigalas, sépia, pollo, costilla y un sofrito de cebolla casi caramelizada, preparado como lo cocinan en Girona. ¡Exquisito!
Momento de paz (para los demás), mientras los niños leían un libro con el padre de Ian.
¡Momento de acción! Los niños practicando la bajada con cuesta con las bicis. La tirita de la mejilla de Marc cubre una picadura de mosquito, ¿eh? ¡Apenas hubo caídas y ni un sólo hueso roto!
En la tienda de campaña, Amaia y Emma escondidas del lobo (¡los padres que las atrapaban! ¡¡¡¡Guuauuurrrrrr!!!!)
Amaia, la madre de Ian, guapísima (y recuperadísima tras dar a luz a su segundo hijo hace cinco meses).
La hoguera que hicimos al caer la noche. Ian y Emma se quedaron dormidos viendo el fuego. Luego fue el turno de los adultos de beber unos mojitos y compartir una deliciosa charla. ¿Repetiremos? ¡Seguro que sí!
