Una dosis de humor
Hay veces que no quiero cuidar de Emma. No quiero ir al parque ni quedarme en casa. Simplemente quiero estar sola. Pero ahora que soy madre y, de momento, me hago cargo del grueso de la crianza de la pequeña, no tengo opciones. Ni vacaciones. Hoy me cago en todo. Al menos me he echado unas risas viendo esta galería de fotos de caras al despertar por la mañana. Bien por la gente sin complejos. Otro día os enseño nuestro mar de colchones.
En la imagen, fotografía de Kiah recién despierta de la galería del blog XOJane.

No hay que sentirse culpable por reconocer que hay días en los que echamos de menos la libertad – para tirarte en el sofá, ponerte morada a chocolate, o llorar a gusto, o disfrutar de algún placer, qué también- que teníamos antes de ser madres. Todas lo hemos añorado algún día, seguro que más de uno y de dos.
Es cierto que hay personas que lo tienen más fácil y otras un poco -o bastante- más difícil para disfrutar de estos momentos, pero creo que, a veces, es cuestión de saber pedir ayuda y no auto-obligarnos a ser super mamás. Porque pienso que poder disfrutar de algún ratito de algo placentero sin los enanos, hace que el tiempo que disfrutemos con ellos sea de verdad especial y de calidad. Estar sin tu hijo, en este caso, para mí no es perder tiempo de estar con él sino saber invertirlo bien.
Y lo dice una de las que pertenece al grupo de las que lo tienen bastante más difícil… jeje, Con el tiempo he aprendido a pedir ayuda… y¡ tiempo!. Aunque sea solo los fines de semana…